lunes, 15 de abril de 2013

Positivismo...



El positivismo es considerada una corriente de pensamiento filosófica o epistemológica que incidió de manera decisiva para el auge de las ciencias naturales en el sglo XIX.
Su referente es Augusto Comte.



LA GENESIS DEL POSITIVISMO EN SU CONTEXTO CIENTIFICO 
En la literatura filosófica actual de todos los matices y en todas las latitudes es muy frecuente el uso del epíteto «positivista» para referirse, generalmente en tono negativo, a veces incluso muy apasionado, a filósofos o corrientes que, por alguna razón u otra, no le son simpáticos al autor que usa el epíteto en cuestión. Se da por supuesto que todo el mundo sabe cuáles son las características del positivismo. Sin embargo, es difícil admitir la validez de este supuesto, dada la variedad de usos contradictorios del término «positivismo» en la literatura. En realidad, nadie ha emprendido una verdadera clarificación de la naturaleza del positivismo, a pesar de su (supuesta) difusión en el mundo filosófico actual.
Cierto que existen algunas «definiciones» del positivismo por parte de algunos de sus detractores. Pero, prescindiendo de la dudosa objetividad en tales determinaciones, el problema es que ellas no contribuyen en gran cosa a una comprensión de la naturaleza de la concepción positivista; ello se debe a que el positivismo no consiste en un conjunto de tesis establecidas por escrito en algún sitio, sino más bien en una determinada actitud que ha evolucionado mucho en el tiempo.
Las corrientes realmente significativas en la historia del pensamiento no pueden «definirse» asignándoles un par de rasgos globales. Con ello lo único que se consigue es un cliché, apto a lo sumo para manuales de divulgación. Lo que debe intentarse es determinar la peculiar evolución histórica de la corriente «corriente» entendida aquí en un sentido cuasi-literal), analizando todas las fases por las que atraviesa y las modificaciones que sufre. Sólo así puede comprenderse algo de sus características peculiares. Esto es válido en general, pero en especial lo es para el positivismo, pues éste consiste más en un actitud que en un sistema.
Dar un primer paso en semejante intento de determinación «hidrográfica», podríamos decir, de la corriente positivista de los siglos XVIII y XIX es lo que se pretende en este artículo.
El positívismo clásico
El positivismo es una corriente de pensamiento filosófico, científico, de explicar cómo es el conocimiento que llamamos científico y de qué manera debe hacerse la ciencia para decir que los resultados corresponden a la verdad de lo que se busca.
Desde Aristóteles el conocimiento cierto de las cosas tenía que ver con la observación; así se sigue en la Edad Antigua y la Media hasta que con Galileo los hombres de ciencia consideran que la verdad científica debe ser cuantificada y que todo conocimiento que no pudiera ser así se consideraba metafísica o simple especulación.
El problema en el conocimiento que llamamos científico ha estado a través de la ciencia en determinar quiénes son los elementos que intervienen en el mismo.
Sabemos que la gran revolución en la epistemología la hizo Kant al considerar que en el mismo intervienen el objeto que hay que conocer pero también el sujeto.
Los empiristas ingleses consideraban el conocimiento proveniente de las sensaciones; en Kant el conocimiento significa formas puras de la sensibilidad y formas puras del entendimiento, en donde relaciona racionalismo y empirismo.
Las sensaciones ya no forman parte del conocimiento desde Kant.
El tiempo histórico que le tocó vivir a  Augusto Comte fue de conflictos en las clases sociales por los intereses económicos y la apropiación de los bienes.
Comte quiso modificar la sociedad de su tiempo y comienza por explicar que una sociedad para cambiar necesita hacerlo a partir del conocimiento.
En su análisis de cómo había sido a través de la historia el conocimiento determina distintas etapas de desarrollo del mismo, que fue a lo que le dio el nombre de ley de los tres estados o estadios del conocimiento.
De aquí surge su concepción de cuál era el verdadero conocimiento, al que le llamó positivo.
Al caracterizar Comte cómo debía de ser el conocimiento positivo estipula que debía de provenir de la observación y de la experimentación.
Comte define su nueva filosofía: el positivismo a partir de la significación del concepto, desde los cinco significados que la palabra positivo posee en el lenguaje vulgar. Esos significados terminan por distinguirlo de la filosofía precedente, la de los estados teológico y metafísico.
Los significados son:
Lo positivo como sinónimo de lo real.
Lo positivo como sinónimo de lo útil.
Lo positivo como sinónimo de certidumbre.
Lo positivo como contrario de lo negativo.
Lo positivo como sinónimo de lo relativo.
2.1.- Lo positivo como sinónimo de lo real.
Retomando la concepción de Comte de lo positivo; en el caso de sinónimo de lo real: lo positivo significa lo real; pero lo real se opone a lo quimérico por lo que se define el positivismo por su consagración a las investigaciones verdaderamente accesibles a la inteligencia, diferenciándolo de la filosofía.
2. 2.- Lo positivo como sinónimo de lo útil.
En este sentido lo positivo se une a la curiosidad, propia de las especulaciones vacías de la antigua filosofía.
El positivismo, en cuanto a lo útil, tiende al mejoramiento continuo de nuestra condición individual y colectiva.
Por eso Comte consideraba al positivismo, útil en la transformación de la realidad natural para crear bienes para satisfacer nuestras necesidades.
2 .3.- Lo positivo como sinónimo de certidumbre.
El antiguo régimen mental era fuente de dudas indefinidas y de debates interminables que esterilizaban la inteligencia humana, ante esto el positivismo consigue certezas concretas y decisivas sobre problemas reales.
2. 4.- Lo positivo como contrario a lo negativo.
Aquí lo negativo se entiende como lo destructivo; lo que hace todo filósofo no positivista es destruir todas las opiniones que se opongan a la suya.
2. 5.- Lo positivo como sinónimo de lo relativo.
Lo positivo se opone al dogmatismo y a la rigidez de la filosofía de los dos estados comtianos precedentes.
Comte consideraba el estado de las ciencias naturales de su época, sobre todo de la física y la química, como definitivamente maduro, y no esperaba ninguna sorpresa por ese lado. De ahí el tono dogmático, acrítico, casi sacerdotal y, en definitiva, aburrido con que Comte y sus discípulos exponen las bases de las ciencias naturales, en total contraposición con las fases anteriores y posteriores del positivismo. Esto explica también por qué el positivismo de Comte tuvo mucha mayor significación para el desarrollo de las ciencias sociales e incluso de la literatura, que para las ciencias naturales.
El verdadero objetivo de las ciencias no es buscar las causas ocultas de los fenómenos, sino sólo describirlos sistemáticamente, para poder hacer buenas predicciones. Las predicciones nos permiten actuar sobre la naturaleza; con ello se promueve el progreso tecnológico, la base de todo progreso humano.
Por otro lado esta corriente tiene como características diferenciadoras la defensa de un monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas las ciencias). La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón instrumental). La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente. En metodología histórica, el positivismo prima fundamentalmente las pruebas documentadas, minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que los trabajos de esta naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa síntesis interpretativa. Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la creación de la sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de estudio. La sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la filosofía y basada en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales Una de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social (razón por la que se le considera padre de la sociología como disciplina científica).





El paradigma positivista y la concepción dialéctica del conocimiento
El paradigma positivista[1]  
El positivismo es una corriente de pensamiento cuyos inicios se suele atribuir a los planteamientos de Auguste Comte, y que no admite como válidos otros conocimientos sino los que proceden de las ciencias empíricas. Tan importante es la influencia de Comte que algunos autores hacen coincidir el inicio del positivismo con la publicación de su obra “Curso de filosofía positiva”. No obstante, otros autores[2] sugieren que algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume y al filósofo francés Saint-Simon.
Para Kolakowski (1988) el positivismo es un conjunto de reglamentaciones que rigen el saber humano y que tiende a reservar el nombre de “ciencia” a las operaciones observables en la evolución de las ciencias modernas de la naturaleza. Durante su historia, dice este autor, el positivismo ha dirigido en particular sus críticas contra los desarrollos metafísicos de toda clase, por tanto, contra la reflexión que no puede fundar enteramente sus resultados sobre datos empíricos, o que formula sus juicios de modo que los datos empíricos no puedan nunca refutarlos.
De acuerdo con Dobles, Zúñiga y García (1998) la teoría de la ciencia que sostiene el positivismo se caracteriza por afirmar que el único conocimiento verdadero es aquel que es producido por la ciencia, particularmente con el empleo de su método[3]. En consecuencia, el positivismo asume que sólo las ciencias empíricas son fuente aceptable de conocimiento.
Otra de las características relevantes del positivismo tiene que ver con su posición epistemológica central. En efecto, el positivismo supone que la realidad está dada y que puede ser conocida de manera absoluta por el sujeto cognoscente, y que por tanto, de lo único que había que preocuparse, indican Dobles, Zúñiga y García (1998), era de encontrar el método adecuado y válido para “descubrir” esa realidad.  En particular, asume la existencia de un método específico para conocer esa realidad y propone el uso de dicho método como garantía de verdad y legitimidad para el conocimiento. Por tanto, la ciencia positivista se cimienta sobre el supuesto de que el sujeto tiene una posibilidad absoluta de conocer la realidad mediante un método específico.
Otro aspecto importante del positivismo es el supuesto de que tanto las ciencias naturales como las sociales pueden hacer uso del mismo método para desarrollar la investigación. De acuerdo con Tejedor (1986), citado por Dobles, Zúñiga y García (1998), los científicos positivistas suponen que se puede obtener un conocimiento objetivo del estudio del mundo natural y social. Para ellos las ciencias naturales y las ciencias sociales utilizan una metodología básica similar por emplear la misma lógica y procedimientos de investigación similares. Desde esta perspectiva se considera que el método científico es único y el mismo en todos los campos del saber, por lo que la unidad de todas las ciencias se fundamenta en el método: lo que hace a la ciencia es el método con el que tratan los “hechos”.
Como consecuencia de lo anterior, podemos indicar, siguiendo a Gutiérrez (1996), que los positivistas buscan los hechos o causas de los fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuos.
De acuerdo con Dobles, Zúñiga y García (1998) el positivismo se caracteriza por postular lo siguiente:
1. El sujeto descubre el conocimiento.
2. El sujeto tiene acceso a la realidad mediante los sentidos, la razón y los instrumentos que utilice.
3. El conocimiento válido es el científico.
4. Hay una realidad accesible al sujeto mediante la experiencia. El positivismo supone la existencia independiente de la realidad con respecto al ser humano que la conoce.
5. Lo que es dado a los sentidos puede ser considerado como real.
6. La verdad es una correspondencia entre lo que el ser humano conoce y la realidad que descubre.
7. El método de la ciencia es el único válido.
8. El método de la ciencia es descriptivo. Esto significa, según Abagnaro, que la ciencia describe los hechos y muestra las relaciones constantes entre los hechos, que se expresan mediante leyes y permiten la previsión de los hechos.
9. Sujeto y objeto de conocimiento son independientes: se plantea como principio la neutralidad valorativa. Esto es: que el investigador se ubique en una posición neutral con respecto a las consecuencias de sus investigaciones.
Agregamos, siguiendo a Soto y Bernardini (1980), que al positivismo se le debe la ruptura entre la filosofía y la educación, y una concepción de la pedagogía basada en las técnicas educativas.
A manera de complemento y a la vez de resumen, presentamos, siguiendo a Kolakowski (1988), las cuatro reglas fundamentales que conviene seguir, según la doctrina positivista, a fin de separar lo fundamental de lo accesorio:
1. Primera regla: la regla del fenomenalismo, que expresa que no existe diferencia real entre esencia y fenómeno.
2. Segunda regla: la regla del nominalismo, por la cual afirman que estamos obligados a reconocer la existencia de una cosa cuando la experiencia nos obliga a ello.
3. Tercera regla: que niega todo valor cognoscitivo a los juicios de valor y a los enunciados normativos.
4. Cuarta regla: la fe en la unidad fundamental del método de la ciencia. Se trata de la certeza de que los modos de la adquisición de un saber válido son fundamentalmente los mismos en todos los campos de la experiencia, como son igualmente idénticas las principales etapas de la elaboración de la experiencia a través de la reflexión teórica.


Notas 
[1] Existe un grupo de científicos a cuyo movimiento se ha denominado “positivismo lógico”, que además de promulgar los principios generales del positivismo, pretendieron incorporar los descubrimientos de la lógica contemporánea. Pensaban que el simbolismo lógico desarrollado por Frege, Peano y Russell les sería útil, pero su actitud general era la misma de Hume, indica Ayer (1978).
[2] Confróntese, por ejemplo, a Kolakowsi (1988) o a Urbina (2000).
[3] Se refiere al llamado método científico que ha sido característico de las ciencias naturales.


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